Esta reflexión me nace porque esta semana me he dado cuenta (con algo de ayuda de un amigo y sus sabias palabras, tengo que reconocer) de que pese encontrarme en situaciones muy favorables a día de hoy (en el trabajo, en mi vida personal, en mis objetivos vitales) sufro más de lo que realmente debería hacerlo -en forma de agobio, estrés, ansiedad, incluso tristeza-; y todo se debe a que me cuesta parar a apreciar mi situación privilegiada. Y tengo que aprender a hacerlo, porque sino seré más infeliz que feliz, y eso no es ni bueno ni sano, y tampoco me lo merezco.
Por tanto, como conclusión y recomendación: es imprescindible parar a tomar un respiro de vez en cuando, porque cuando lo haces recuperas oxígeno, observas y aprecias dónde estás, recuerdas hacia dónde vas y por qué lo haces, y retomas tu camino con muchas más ganas y convicción.
Así que hazme un favor: para y respira, que vas bien ;)
<<Dum spiro, spero>>
(Mientras haya aliento, habrá esperanza)
No hay comentarios:
Publicar un comentario