sábado, 18 de mayo de 2019

Sangre de mi sangre


Ayer hablé con mi primo, a quien admiro muchísimo y a quien le tengo muchísima estima. Resumidamente, nos pusimos al día y él aprovechó para hacerme un speech motivacional. Me sorprendió gratamente, ya que gracias a sus palabras recibí una buena dosis de motivación para continuar a tope con mis proyectos personales. 
Sus palabras estaban llenas de positivismo y si su propósito era inspirarme sin duda lo consiguió. 

No fue el qué sino el cómo me lo dijo, ya que pude darme cuenta de su fuerte autoestima y de su determinación, cualidades de las cuales carecía hace unos años...

Antaño, durante su peor época, me vi obligado a sentarme con él y ejercer de hermano mayor; necesitaba urgentemente tener una charla que le ayudara a abrir los ojos. Un día quedamos y yo supe motivarle, hacerle ver que no estaba yendo por el camino correcto y que tan solo tenía visualizar su propio camino y esforzarse un poco más. Así lo hizo, y sinceramente, creo que mejor no pudo haber ido.

Pasado un tiempo, la historia se repite, pero esta vez al revés. Y es especialmente bonito recibir cariño sin pedirlo de alguien a quien en su día ayudaste de igual manera. 

Mi primo fue un muy mal estudiante, pésimo; suspendió más de la mitad de las asignaturas en bachillerato y estaba a un paso de rendirse para tirarse todos los días jugando al ordenador y viendo su vida pasar. Pero hoy en día él es un hombre hecho a si mismo, con una ingeniería, y que no duda en inspirar a sus amigos y a sus familiares cuando considera que tiene que hacerlo. Todo esto para mi no tiene precio y es una bendición haber formado parte del inicio de un cambio tan importante en él.

Primo, sangre de mi sangre, eres un ejemplo para mi. Te quiero.

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