viernes, 14 de septiembre de 2018

La paciencia sin pasión es un sufrimiento


En un intervalo de dos semanas he podido ver dos vertientes muy distintas de los resultados de practicar o no la paciencia. Esto me ha hecho darme cuenta de que la paciencia no sirve de nada si no la estás practicando en un ámbito que te apasiona. A continuación me explico.

Por una parte, hace un fin de semana estuve en mi pueblo, que está en plena montaña, y pude desconectar del estrés urbano gracias a la paz que me otorga la naturaleza. Allí voy desde que era un bebé, y ahora tengo casi 25 años.

Desde que tengo uso de razón mi familia y yo casi siempre que hemos subido al pueblo hemos ido a hacer rutas 4x4 por una Reserva natural conocida como Boumort. He calculado que habré ido unas 30 veces.

El Boumort es un lugar precioso para los amantes de la naturaleza, porque está lleno de verdes bosques densos repletos de majestuosos árboles, altas montañas escarpadas de más de 2000 metros, flores, plantas, setas y arbustos de montaña; y lógicamente animales salvajes, sobre todo ciervos y buitres. 
Yo soy una persona muy observadora y me encanta fijarme en los pequeños detalles. En este caso, siempre que hemos estado allí me he fijado especialmente en todos los árboles deshojados cercanos al camino, los cuales destacan entre el resto de árboles, siempre con el fin de ver un pájaro grande posado en él para poderle sacar una foto preciosa. Pues bien, en las 30 veces que he estado buscando esa foto, nunca había conseguido hacerla, hasta el fin de semana pasado. (Hay que tener en cuenta que el recorrido total en coche es de unas 3-4h aproximadamente y no paras de ver árboles, por tanto el ejercicio de paciencia es notable). 

Para suerte la nuestra y sobre todo la mía, un buitre gigante estaba descansando tranquilamente, completamente quieto, a apenas 20 metros de nuestro coche. Después de 25 años de espera, saqué mi móvil y le saqué unas 50 fotos. ¡¡¡Una de ellas fue en el mismo instante que abrió sus imponentes alas y saltó del árbol para alzar su vuelo!!!. Fue mágico. La espera valió sin duda la pena, porque durante ese día fui el hombre más feliz del mundo.

Esta es la cara bonita de la paciencia. Ahora viene la mala.


Llevo 5 meses trabajando en algo muy parecido a telemarketing y estoy cansado de dar el 100% y demostrarle al jefe todo lo que puedo aportar sin recibir recompensa alguna de su parte. 

La cuestión es que nada más empezar me di cuenta de que era muy bueno en este trabajo y mi jefe también se dio cuenta enseguida. De hecho, conseguí aumentar las horas de trabajo semanales, hacerme fijo y tener comisiones. Pero yo soy una persona muy exigente y me gusta que mi exigencia se vea recompensada. Y no sólo me refiero al dinero, sino también al hecho de que ha llegado un punto en el que necesito tareas de más responsabilidad. Para ello, me propuse ser paciente y ser el mejor. Pero me he dado cuenta de que el cambio lo necesito cuanto antes, porque sinceramente, hacer llamadas no me apasiona, sino que más bien es algo que me está quemando poco a poco.

Por tanto, mi paciencia se ha visto mermada en apenas unos meses por el hecho de que este trabajo no me apasiona, a diferencia de ir a la montaña.


Conclusión: 

<<Haz lo que te apasione y espera el tiempo que haga falta para conseguir tus sueños. 
Vale mucho la pena. Pero si haces algo por obligación y además te aburre, intenta que te sea lo más leve posible, porque cuanto más tardes en paliar el dolor más sufrirás.>> 












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